viernes, 28 de noviembre de 2008

Análisis y propuesta de intervención

El ser humano por naturaleza, es un ente sobrecodificador que constantemente rompe los parámetros de lo cotidiano y se abre a nuevas fronteras de comprensión. La potencia del ser humano está en derrotar la incertidumbre que el mundo le plantea a partir de su propio poder de fuga.

La necesidad de descansar, no sólo puede ser suplida por un objeto ya existente como lo es la silla. También hay muchas otras posibilidades de suplir dicha necesidad, siempre y cuando se empiecen a ver posibles soluciones a partir de la necesidad y no del objeto como tal: la silla.
Ahora bien, esta capacidad proyectada en un espacio urbano lleva a que los distintos lugares que componen este territorio tengan distintos usos y formas de apropiación.
Por ejemplo, el paradero del colectivo 110 no sólo es un paradero de bus. También es un punto de encuentro o un sitio de referencia para el citadino desubicado.
Aprovecharemos, pues, nuestra capacidad sobrecodificadora para proponer una nueva estructura dentro de la ciudad de Buenos Aires.
La línea de fuga que proponemos es ascendente. La razón: la arquitectura bonaerense es riquísima en formas y detalles ubicados en los sitios altos de los edificios.
Vale la pena aclarar que esta propuesta de intervención se basa en los recorridos realizados desde puerto madero hacia el oeste de la ciudad. Por un lado, un recorrido va por la Av de Mayo hasta la Plaza del Congreso. Posteriormente, el rumbo siguió por callao hasta llegar a Corrientes. Finalmente, se avanzó por esta última hasta llegar a Abasto.
Por otra parte, otro segmento del recorrido inició por la Plaza de Mayo, luego ascendió por Belgrano hasta la avenida Alicia Moreau de Justo. Vía por la que se recorrió hasta Macacha Güemes hasta llegar a la vía de los Italianos. Finalmente, se regresó por esta vía hasta la Av. Leandro N. Alemán para llegar a Corrientes y así desembocar en la Av. San Martín para regresar a la Plaza de Mayo.
El espacio recorrido se caracteriza por el contraste, la conservación, la renovación y la riqueza de la arquitectura. Sin embargo, estas particularidades sólo es posible contemplarlas desde el suelo.
La idea es, entonces, proponer que la ciudad también se viva desde arriba. Básicamente, la única forma de tener una vista superior de esta ciudad es a través de un mapa.
En este sentido, la intervención que se propone es el poder vivir la ciudad desde arriba y de esta manera, generar otro punto de vista de la misma. Encontramos que en esta ciudad, no se existen sitios ni lugares desde donde se pueda generar una vista de 360º desde la parte superior de la ciudad, es por esta razón, que se propone la construcción de dos miradores. Uno ubicado en la plaza de congreso y otro en el parque Colón.
Los miradores, además de ser puntos elevados para contemplar la ciudad con otra perspectiva, deben ser puntos que tengan identidad propia y que ofrezcan elementos útiles tanto para los turistas como para los argentinos del común.
Estos miradores tienen el propósito de transformar la manera como se experimenta la arquitectura bonaerense. Además, se busca complementar el patrimonio material e inmaterial de la ciudad. Estos puntos deben convertirse en hitos, creando de esta manera un punto de referencia y de goce.
Debe mencionarse también que cada uno de estos miradores tendrá una identidad propia, según cada uno de los sectores en donde este ubicado, se ofrecerán distintas actividades y muestras culturales que represente lo más característico de dicho sector y de la ciudad en general. Vale la pena destacar que cada uno de los lugares corresponde a una zona distinta y por ello, el espacio se debe adaptar a las demandas específicas del sitio donde se ubican.


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